En el sector inmobiliario, las oportunidades suelen depender del tiempo y la disponibilidad de recursos. Muchos proyectos quedan estancados por la falta de liquidez para adelantar compras o desarrollos, a pesar de contar con una propiedad que servirá como fuente de fondos. Este escenario explica la creciente popularidad del crédito puente como solución financiera.
El crédito puente, también conocido como préstamo puente, es un instrumento de liquidez inmediata para proyectos inmobiliarios. Se utiliza para adquirir una nueva construcción o financiar obras antes de completar la venta de un inmueble existente o cerrar otro financiamiento a largo plazo. Su función principal es permitir que las operaciones no se detengan por la espera de ingresos futuros.
Generalmente es un crédito de corto a mediano plazo, con plazos que oscilan entre 2 y 5 años en mercados europeos y latinoamericanos. En algunos productos anglosajones, el plazo puede reducirse a meses o un año.
Durante este periodo, lo usual es pagar únicamente los intereses. El capital se liquida al vender la propiedad original o cuando se concretan las ventas del nuevo desarrollo. Esta estructura de pagos flexibles brinda un respiro financiero al beneficiario.
El crédito puente destaca por ofrecer un financiamiento parcial con montos flexibles, cubriendo típicamente entre el 50% y el 65% del valor comercial del proyecto. Sus tasas de interés suelen ser más elevadas que las de una hipoteca tradicional, dado el riesgo temporal y la incertidumbre asociada.
Algunas de sus características fundamentales son:
Al solicitar un crédito puente, las entidades financieras exigen una evaluación exhaustiva de la solvencia del solicitante y de los activos involucrados. Para personas físicas se requiere demostrar ingresos futuros que respalden la devolución del préstamo.
En el caso de empresas desarrolladoras, se solicita documentación financiera y legal del proyecto, historial crediticio, avalúos de terrenos y obras, así como permisos de construcción y seguros de obra civil. Cada banco puede añadir condiciones específicas según su política de riesgo.
A continuación se presenta una tabla que destaca las diferencias más importantes entre un crédito puente y una hipoteca convencional:
El crédito puente es ideal para promotores inmobiliarios que compran terrenos y financian la construcción de conjuntos antes de cerrar ventas. También lo usan particulares que desean adquirir una vivienda nueva sin esperar a vender la actual.
En proyectos comerciales, oficinas u hoteles, las empresas recurren a este instrumento para comenzar obras mientras estructuran financiamiento a largo plazo o esperan la capitalización del proyecto.
La relevancia del crédito puente ha crecido tras la pandemia, especialmente en mercados con ciclos de venta más largos y altos niveles de volatilidad económica. La regulación varía según el país, y algunos bancos internacionales ofrecen productos adaptados a plazos muy cortos, de meses a un año.
Como tendencia, se observa una mayor competencia entre entidades para ofrecer soluciones más ágiles y flexibles, con esquemas de desembolso atados al avance de obra y liberación de unidades vendidas.
El crédito puente se presenta como una alternativa estratégica para impulsar proyectos inmobiliarios, siempre que se gestione con cuidado y se evalúen riesgos y costos. Con una adecuada planificación y asesoría, este instrumento puede marcar la diferencia entre detenerse y avanzar hacia el éxito.
Referencias